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Denisse Vega Farfán / El Rincón del Diablo - poesía

 

 

F. FRENTE A SU HOJA



Así como las paredes te oyen también te hablan

Así como el tiempo te abre los ojos también te los cierra

Y en tu palabra oscura crecen bosques de neón

Por donde una muchacha camina desnuda

Buscando sus despojos.


Parados en las esquinas de las hojas

Están los miedos como soldados de plomo

La pluma el corazón: tus únicas lanzas.

Esto es lo que sientes

Una electricidad dulcemente pesada

La desaparición por instantes de la magia en todo lo que vemos

Y no vemos

Flores de cristal así de frágiles

Temes que tus palabras se fracturen y se dejen hipnotizar

Temes que la verdad se ahogue y la dejas flotar

La rueca de tu concentración hila el universo

El deseo es la única piedra en la onda de la poesía

Y las lanzas

La piedra se incrusta en el vientre de la muchacha

Y nace el poema.



La vida esconde una esfera de fuego o de carbón

Entre las manos.

 

En el dolor se fabrican ruedas para la claridad.



Soldaditos de plomo sin plomo y sin espadas.



 

(Trazos Poéticos Azur Prusia)

 

 

 

INTROSPECCIÓN

 

A un muchacho de papel

 

Yo miraba a Andrés más allá del cuerpo: al alma

y más allá del alma: al papel

y sobre esa pradera color desierto

acariciaba su letra gótica

con mis manos de niña salvaje.

 

Yo miraba su portada de labios rotos

su prólogo de mano femenina

su índice fracturado por la indolencia

de una luz que anochece

y Andrés era cárdena rosa

llorando en los huertos del corazón

pero cuando atrapaba sus ecos

se echaba a rondar el aroma materno de su dedicatoria

entre nuestros abrazos nocturnos

de corazones incompletos

entonces la estación de los ojos era dulce

como sus páginas centrales.

 

Yo miraba a Andrés repleta de vacío

-era un pájaro distante-

no sé cuántas veces compuse y descompuse

canciones silenciosas en sus pies de página

no sé cuántas veces

la eternidad del verso se deshojó

en su biografía de pálidas juncias

como un lenguaje del viento entrecortado.

 

Sólo sé que lo miraba

-casi siempre-

y era feliz con mi vacío cantando entre sus hojas.

 

Un día Andrés se diluyó con las voces

de sus páginas heridas por caballos indomables

entonces el libro regresó al polvo

el oriente se volvió aun más oscuro

y dejé de verlo más allá del cuerpo

más allá del alma

más allá del papel:

en la nada...

 

(De Euritmia, 2005)

 

 

 

 

CIERTA TARDE ECHADA SOBRE EL CÉSPED

 

Echada boca arriba sobre el césped veo

Cómo indolentes los días se escriben en la corteza del roble

Y luego se los comen los escarabajos

Abro un libro

Las letras son gusanos que vuelan de las páginas

En forma de negras mariposas

(Ellas dibujan túneles

Vidas de ángulos estrechos en el aire)

Ligeramente me inclino para encontrar entre los abetos

El brazo de alguien conocido o ignorado

O el dulce fulgor de una rama nueva

De improviso las manos del sol me maquillan por última vez el dorso

Y la tarde se deshilacha en veloces alfileres de agua

Sobre mis costillas

Del otro lado la ciudad

Es un hormiguero inundado por la lluvia

Imagino millones de hormigas tomando autobuses

Encadenando sus cuerpos devastados

Habitando el abismo de sus pensamientos para guarecerse

Mientras las hojas que abandonan a los tilos

Trovan sobre mi frente sus pálidas canciones

Y les confieso

Que yo también soy otra hoja

Pero caída de un árbol inexistente

Ah

Si por un instante los lirios olvidaran sus raíces

Y caminaran hasta mí

Para derramarse en mis oídos como una música materna

Hasta acá donde sólo mi silencio y los aullidos de lo verde moran

Llegan los olores de la muerte

Como un poderoso excremento del pasado

"Nunca más no retornes nunca más"

Maúlla el fantasma de un gato con los ojos de Poe

Que se pierde entre los helechos

Echada sobre el césped escucho claramente

Cómo lloran los pulmones enfermos de la tierra

Mientras dos gorriones picotean las últimas plegarias

Que marzo olvidó recoger de mis bolsillos

Abril viene con un bouquet de sueños imposibles

Temblando entre sus dedos

Y nadie viene a comer los frutos transparentes

Que ruedan por mis pómulos

Nadie viene a arrancar la maleza que oculta al deseo

La vida sigue tosiendo crónicamente dentro de mi boca

Como las plagas carcomiendo al mustio platanal

 

 

 

BRÚJULA DORMIDA

Se derrumbaron los castillos de seda

Donde el dragón era sólo un cuadro oblicuo

Cubierto con abandono en el fondo de la sala

Ahora el dragón agita su áspera cola

Su brasa se vuelve oxígeno de mi cuerpo

Y mi cuerpo oxígeno del dolor


Huelo la tarde descompuesta

Que brama en el jardín

Converso con los labios robustos que se abren en el limo

Vocalizando una tóxica dulzura

Y pequeños cipreses derruidos como niños calcinados

Que la inercia descascara de sus rancios vagidos de victoria

Jamás leída jamás lograda

Contra la oblonga llamarada del dragón

 


Los prefiero

Su silencio es menos obsceno que la verdad

Menos tullido que la duda

Yo les hablo

Con agonía de delfín en el río

De mujer ante los pies morados de su hijo muerto

De Nietzsche ante los ojos vaciados del mundo

Mientras el dragón -pródigo de arrecifes-

De soslayo me vigila


Yo converso amistosamente

Con el espasmo que explota y vuelve a nacer en mi corazón

Hasta con el último hongo de la náusea

Mientras él engulle sin mesura

Mares ciudades

Soleadas plazuelas del tiempo

Puentes hacia la fantasmal sabiduría

Ficciones de un lenguaje mejor hablado

Desde los labios de la emancipación

Dudando si soy

Tan sólo un fantasma

O el trino del amor que aún no se fermenta


Así

Cuando el flamígero colmillo del dragón asoma

Y su abdomen saciado de terror se ahueca aún insatisfecho

Y tan entusiasmado tropieza con mi hedor

Que cree que le brotará fuego helado por las fauces

O las trasquiladas cabezas de todos los veranos

Cuando la luz me sonríe mostrándome

Su dentadura rota

Como si detrás del halo de un amor

Se ocultara un foso

Así

Cuando todo

Todo

Hasta la tersura de mamá en el rubor del escaramujo

Se subvierte

Yo converso con lo que no tiene color

Aroma

Destino

Ni un nombre por el cual llamarlo

 

   

 

ES MÁGICA

 

Es mágica la forma de golpear (en voz baja)

Centenas de puertas transparentes 

Con tan sólo tres dedos y encontrarte

Mágica la forma de bregar

Contra la propia existencia

Trepando los tejados de lo impronunciable

La forma de huir tropezar y caerse

Hasta el fondo de uno mismo

Fuera del cuerpo

Mágicas las noticias sangrientas y filudas del mundo

Hundiéndose en un cielo de barro

La mirada de la noche muerta de jeroglíficos

Muerta de todos los cuerpos muertos que la visitan

Como Telémacos sin escudos

Mágica la forma de crecer como abedules

Altos dorados y enhiestos

En los prados de otros seres

Sentir a Eros como un duendecito

Haciéndome cosquillas

El rutilante oído del universo

Entre sábanas verbales

Donde amanezco desnuda

Ver cómo un poema

Se va llenando de todas las bocas

Y a ti poesía

Es mágica la forma de encontrarte

Atrapando las voces huérfanas que salen de los túneles

O las palabras

Que nadie ve reventarse de las cosas.

 

 

 

DETALLE

 

Yo no escribo

Lo que mis dedos hacen no es sino

El esbozo del tiempo desmayado en una hoja

Mis poemas son barcos negros

Copados de náufragas emociones

Y visiones secretas

Que navegan en mares de silencios

Donde me deshojo y reconstruyo a diario.

 

Yo no escribo

Lo que hago no es sino

Beber el fuego líquido de la noche

Para adquirir el sabor de la tormenta

Ser viñadora de otros follajes

Para jalarle de los pies a la aventura.

Ser otro planeta en mi propio universo

Para que la tierra

Vague y cante dulcemente.

 

Yo no escribo

Lo que hago no es sino

Abrir la cerradura de la calma y el espanto

Copular el cielo con la tierra

Mantener la ciudad despierta a toda hora

Derrochar el delirio

Como mis labios sobre el desvelo de otros

Derrochan su calentura

Lo que hago no es sino

Descascarar la penumbra de mis voces lejanas

Para que la voz que hoy tengo

Derrumbe al fin mi condición de frágil rosa.

 

Yo no escribo

Mis dedos atan la razón a la luna

Y el monstruo se descuelga

Mis dedos precipitan la lluvia

Y pueblan el desierto

Crece frenética la hierba en esta hoja

Como niños mulatos en la pradera

Pero yo no escribo

Mis dedos se embarran de gritos terrenales y quimeras

Hacen ciudadelas de barro bajo el pecho

Me demuelen destruyen

Me desdoblan al infinito

Como una moneda antigua me arrojan a la fragua

Pero yo no escribo

Asesino espacios sin padre

Visito los manicomios del silencio

Curo la sarna de la angustia

Con la punta del lápiz

Pero yo no escribo

Ya tengo pernoctando tres mil años o más

Fuera del tiempo

Recolectando historias y sabores

Dirigiendo el corso que transita

Las calles de mi timidez-audacia-desenfreno

Pero yo no escribo

Soy sincera

Hago esto simplemente

Porque me es difícil

Rebanarme el corazón

Y compartirlo con nadie...

 

 

©Denisse Vega Farfán

 

1 comentario

Roberto Ch. -

Me llega inmensamente dentro de mi. Tienes muchisima sensibilidad.
¡Felicitaciones!