F. FRENTE A SU HOJA
Así como las paredes te oyen también te hablan
Así como el tiempo te abre los ojos también te los cierra
Y en tu palabra oscura crecen bosques de neón
Por donde una muchacha camina desnuda
Buscando sus despojos.
Parados en las esquinas de las hojas
Están los miedos como soldados de plomo
La pluma el corazón: tus únicas lanzas.
Esto es lo que sientes
Una electricidad dulcemente pesada
La desaparición por instantes de la magia en todo lo que vemos
Y no vemos
Flores de cristal así de frágiles
Temes que tus palabras se fracturen y se dejen hipnotizar
Temes que la verdad se ahogue y la dejas flotar
La rueca de tu concentración hila el universo
El deseo es la única piedra en la onda de la poesía
Y las lanzas
La piedra se incrusta en el vientre de la muchacha
Y nace el poema.
La vida esconde una esfera de fuego o de carbón
Entre las manos.
En el dolor se fabrican ruedas para la claridad.
Soldaditos de plomo sin plomo y sin espadas.
(Trazos Poéticos Azur Prusia)
INTROSPECCIÓN
A un muchacho de papel
Yo miraba a Andrés más allá del cuerpo: al alma
y más allá del alma: al papel
y sobre esa pradera color desierto
acariciaba su letra gótica
con mis manos de niña salvaje.
Yo miraba su portada de labios rotos
su prólogo de mano femenina
su índice fracturado por la indolencia
de una luz que anochece
y Andrés era cárdena rosa
llorando en los huertos del corazón
pero cuando atrapaba sus ecos
se echaba a rondar el aroma materno de su dedicatoria
entre nuestros abrazos nocturnos
de corazones incompletos
entonces la estación de los ojos era dulce
como sus páginas centrales.
Yo miraba a Andrés repleta de vacío
-era un pájaro distante-
no sé cuántas veces compuse y descompuse
canciones silenciosas en sus pies de página
no sé cuántas veces
la eternidad del verso se deshojó
en su biografía de pálidas juncias
como un lenguaje del viento entrecortado.
Sólo sé que lo miraba
-casi siempre-
y era feliz con mi vacío cantando entre sus hojas.
Un día Andrés se diluyó con las voces
de sus páginas heridas por caballos indomables
entonces el libro regresó al polvo
el oriente se volvió aun más oscuro
y dejé de verlo más allá del cuerpo
más allá del alma
más allá del papel:
en la nada...
(De Euritmia, 2005)
CIERTA TARDE ECHADA SOBRE EL CÉSPED
Echada boca arriba sobre el césped veo
Cómo indolentes los días se escriben en la corteza del roble
Y luego se los comen los escarabajos
Abro un libro
Las letras son gusanos que vuelan de las páginas
En forma de negras mariposas
(Ellas dibujan túneles
Vidas de ángulos estrechos en el aire)
Ligeramente me inclino para encontrar entre los abetos
El brazo de alguien conocido o ignorado
O el dulce fulgor de una rama nueva
De improviso las manos del sol me maquillan por última vez el dorso
Y la tarde se deshilacha en veloces alfileres de agua
Sobre mis costillas
Del otro lado la ciudad
Es un hormiguero inundado por la lluvia
Imagino millones de hormigas tomando autobuses
Encadenando sus cuerpos devastados
Habitando el abismo de sus pensamientos para guarecerse
Mientras las hojas que abandonan a los tilos
Trovan sobre mi frente sus pálidas canciones
Y les confieso
Que yo también soy otra hoja
Pero caída de un árbol inexistente
Ah
Si por un instante los lirios olvidaran sus raíces
Y caminaran hasta mí
Para derramarse en mis oídos como una música materna
Hasta acá donde sólo mi silencio y los aullidos de lo verde moran
Llegan los olores de la muerte
Como un poderoso excremento del pasado
"Nunca más no retornes nunca más"
Maúlla el fantasma de un gato con los ojos de Poe
Que se pierde entre los helechos
Echada sobre el césped escucho claramente
Cómo lloran los pulmones enfermos de la tierra
Mientras dos gorriones picotean las últimas plegarias
Que marzo olvidó recoger de mis bolsillos
Abril viene con un bouquet de sueños imposibles
Temblando entre sus dedos
Y nadie viene a comer los frutos transparentes
Que ruedan por mis pómulos
Nadie viene a arrancar la maleza que oculta al deseo
La vida sigue tosiendo crónicamente dentro de mi boca
Como las plagas carcomiendo al mustio platanal
BRÚJULA DORMIDA
Se derrumbaron los castillos de seda
Donde el dragón era sólo un cuadro oblicuo
Cubierto con abandono en el fondo de la sala
Ahora el dragón agita su áspera cola
Su brasa se vuelve oxígeno de mi cuerpo
Y mi cuerpo oxígeno del dolor
Huelo la tarde descompuesta
Que brama en el jardín
Converso con los labios robustos que se abren en el limo
Vocalizando una tóxica dulzura
Y pequeños cipreses derruidos como niños calcinados
Que la inercia descascara de sus rancios vagidos de victoria
Jamás leída jamás lograda
Contra la oblonga llamarada del dragón
Los prefiero
Su silencio es menos obsceno que la verdad
Menos tullido que la duda
Yo les hablo
Con agonía de delfín en el río
De mujer ante los pies morados de su hijo muerto
De Nietzsche ante los ojos vaciados del mundo
Mientras el dragón -pródigo de arrecifes-
De soslayo me vigila
Yo converso amistosamente
Con el espasmo que explota y vuelve a nacer en mi corazón
Hasta con el último hongo de la náusea
Mientras él engulle sin mesura
Mares ciudades
Soleadas plazuelas del tiempo
Puentes hacia la fantasmal sabiduría
Ficciones de un lenguaje mejor hablado
Desde los labios de la emancipación
Dudando si soy
Tan sólo un fantasma
O el trino del amor que aún no se fermenta
Así
Cuando el flamígero colmillo del dragón asoma
Y su abdomen saciado de terror se ahueca aún insatisfecho
Y tan entusiasmado tropieza con mi hedor
Que cree que le brotará fuego helado por las fauces
O las trasquiladas cabezas de todos los veranos
Cuando la luz me sonríe mostrándome
Su dentadura rota
Como si detrás del halo de un amor
Se ocultara un foso
Así
Cuando todo
Todo
Hasta la tersura de mamá en el rubor del escaramujo
Se subvierte
Yo converso con lo que no tiene color
Aroma
Destino
Ni un nombre por el cual llamarlo
ES MÁGICA
Es mágica la forma de golpear (en voz baja)
Centenas de puertas transparentes
Con tan sólo tres dedos y encontrarte
Mágica la forma de bregar
Contra la propia existencia
Trepando los tejados de lo impronunciable
La forma de huir tropezar y caerse
Hasta el fondo de uno mismo
Fuera del cuerpo
Mágicas las noticias sangrientas y filudas del mundo
Hundiéndose en un cielo de barro
La mirada de la noche muerta de jeroglíficos
Muerta de todos los cuerpos muertos que la visitan
Como Telémacos sin escudos
Mágica la forma de crecer como abedules
Altos dorados y enhiestos
En los prados de otros seres
Sentir a Eros como un duendecito
Haciéndome cosquillas
El rutilante oído del universo
Entre sábanas verbales
Donde amanezco desnuda
Ver cómo un poema
Se va llenando de todas las bocas
Y a ti poesía
Es mágica la forma de encontrarte
Atrapando las voces huérfanas que salen de los túneles
O las palabras
Que nadie ve reventarse de las cosas.
DETALLE
Yo no escribo
Lo que mis dedos hacen no es sino
El esbozo del tiempo desmayado en una hoja
Mis poemas son barcos negros
Copados de náufragas emociones
Y visiones secretas
Que navegan en mares de silencios
Donde me deshojo y reconstruyo a diario.
Yo no escribo
Lo que hago no es sino
Beber el fuego líquido de la noche
Para adquirir el sabor de la tormenta
Ser viñadora de otros follajes
Para jalarle de los pies a la aventura.
Ser otro planeta en mi propio universo
Para que la tierra
Vague y cante dulcemente.
Yo no escribo
Lo que hago no es sino
Abrir la cerradura de la calma y el espanto
Copular el cielo con la tierra
Mantener la ciudad despierta a toda hora
Derrochar el delirio
Como mis labios sobre el desvelo de otros
Derrochan su calentura
Lo que hago no es sino
Descascarar la penumbra de mis voces lejanas
Para que la voz que hoy tengo
Derrumbe al fin mi condición de frágil rosa.
Yo no escribo
Mis dedos atan la razón a la luna
Y el monstruo se descuelga
Mis dedos precipitan la lluvia
Y pueblan el desierto
Crece frenética la hierba en esta hoja
Como niños mulatos en la pradera
Pero yo no escribo
Mis dedos se embarran de gritos terrenales y quimeras
Hacen ciudadelas de barro bajo el pecho
Me demuelen destruyen
Me desdoblan al infinito
Como una moneda antigua me arrojan a la fragua
Pero yo no escribo
Asesino espacios sin padre
Visito los manicomios del silencio
Curo la sarna de la angustia
Con la punta del lápiz
Pero yo no escribo
Ya tengo pernoctando tres mil años o más
Fuera del tiempo
Recolectando historias y sabores
Dirigiendo el corso que transita
Las calles de mi timidez-audacia-desenfreno
Pero yo no escribo
Soy sincera
Hago esto simplemente
Porque me es difícil
Rebanarme el corazón
Y compartirlo con nadie...
©Denisse Vega Farfán